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Jul 09

La lucha biológica contra el Helicobacter Pylori

HPDesde hace años los agricultores de todo el mundo saben que para luchar contras las plagas existe un elemento que puede ser tan eficaz o incluso más que los insecticidas y que no presenta los perjuicios finales de éstos: la lucha biológica. Es decir, el uso de otros insectos que parasiten o devoren las plagas de la plantas cultivadas sin que ataquen, después de conseguirlo, a la planta afectada.

En el mundo de la microbiología podríamos aplicar este símil con los antibióticos y los probióticos. Los antibióticos a modo de insecticidas intentan eliminar las bacterias patógenas y los probióticos, como bacterias buenas que se suponen que son, intentan finalmente evitar que crezcan de nuevo las bacterias malas en el nicho ecológico resultante. Pero el desarrollo actual de nuevas cepas probióticas va por un camino más ambicioso ya que se intenta que actúen como verdaderos guerreros biológicos, no solo potenciando el efecto de los antibióticos sino actuando de forma eficaz incluso sin la necesidad de éstos.

Desde hace unos años sabemos que combinar antibióticos con probióticos mejora el porcentaje de erradicación del Helicobacter Pylori, no solo porque ayuda a la cumplimentación del tratamiento, ya que disminuyen mucho los efectos no deseados de los primeros, sino posiblemente también por un efecto biológico que le permitiría competir con las bacterias patógenas por su nicho ecológico, actuando directamente sobre ellas y reduciendo el proceso microinflamatorio que han dejado. Eso es lo que parece que ocurre con el Lactobacillus reuteri y su nueva combinación en Gastrus, el probiótico recientemente comercializado por Laboratorios Cassen Recordati. En realidad son dos cepas, la DSM 17938 que tendría efecto antimicrobiano y la ATCC PTA 6475 que tendría efecto antiinflamatorio, ambas en combinación con terapias clásicas con antibióticos e IBPs aumentaría el poder de erradicación en torno a un 9% según los últimos estudios, lo cual ya es un logro importante.

El Helicobacter pylori (HP) es un organismo Gram negativo, flagelado y espiral, que sobrevive en la capa de moco que recubre la mucosa gástrica y que tiene capacidad de invadir los espacios intercelulares provocando inflamación.

La infección crónica por HP afecta a aproximadamente el 50% de la población mundial y ha sido directamente vinculado al desarrollo final, en muchos de los pacientes, de gastritis crónica, úlcera gastroduodenal, linfoma MALT e incluso adenocarcinoma gástrico.

Esta bacteria se caracteriza porque produce una enzima llamada ureasa que es capaz de romper la urea, esto ha sido especialmente útil para su diagnóstico no invasivo ya que con un sencillo test de aliento, en el que se usa urea marcada con C13, se puede diagnosticar en 20 minutos y con una fiabilidad cercana al 97-98% la infección, evitando así en muchos pacientes (sobre todo en aquellos menores de 50 años y sin síntomas de alarma) el tener que realizar una endoscopia para su diagnóstico y tratamiento.

No obstante la erradicación del HP puede ser un reto, ya que pesar de contar con más de 30 años de experiencia en el tratamiento del microorganismo, el régimen de tratamiento ideal todavía no se ha identificado completamente. Así, los problemas asociados con el fracaso del tratamiento incluyen resistencia a los antibióticos, el aumento de la resistencia y virulencia bacteriana, las reacciones adversas a los medicamentos (alergias o efectos secundarios como las diarreas) y diversos factores farmacocinéticos y farmacodinámicos tales como la interacción fármaco-fármaco y el polimorfismo CYP2C19 anfitrión que afecta al metabolismo de los medicamentos.

Aunque la mucosa gástrica se considera estéril, debido a su medio ácido, el estómago humano normal tiene una rica microbiota formada por Actinobacterias (incluyendo Bifidobacterium), Bacteroidetes, Firmicutes (incluyendo Lactobacillus spp), y Proteobacteria (incluyendo Helicobacter spp.) Los cambios en la microbiota gástrica parecen ser esenciales en la fijación del HP a la mucosa produciendo la infección y posteriormente la inflamación. Esto subraya el potencial uso terapéutico de los probióticos para restaurar la microbiota gástrica normal, siendo las bacterias probióticas más utilizadas aquellas que pertenecen a los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium, y algunas levaduras como los Saccharomyces boulardii (Megalevure de Laboratorios Salvat).

Bibliografia aconsejada:

Probiotics in Helicobacter pylori-induced peptic ulcer disease. Boltin D. Best Pract Res Clin Gastroenterol 2016; Febr 30(1): 99-109.

Potential role of probiotics in the management of gastric ulcer. Ghalia Khoder, Asma A Al-Menhali, Farah Al-Yassir, Sherif M Karam. Exp Ther Med 2016; Jul 12 (1): 3-17.

Lactobacillus reuteri in management of Helicobacter Pylori infection in dyspectic patients: a double-blind placebo-controled randomized clinical trial. Mohamed H Emara, Salem Y Mohamed, Hesham R Abdel-Aziz. Therap Adv Gastroenterol 2014; jan 7 (1): 4-13.

Artículo cedido por www.funcionales.es